Este post sale publicado 7 de marzo, pero escribo hoy día 8 para relatar la experiencia que me ha dejado la foto que acompaña estas palabras, vivida un día después.
Luego de publicar esta foto al blog, aún dudando sobre si subir ésta u otra muy parecida, envié ambas a un fotógrafo que respeto muchísimo, con curiosidad de saber cuál tenía más calidad en sus ojos de profesional, y de paso absorber un poquito de su conocimiento. Fue increíble todas las críticas que recibí de ambas fotos... tantas, que mi primer impulso fue salir corriendo a mi blog y borrar este "post de la vergüenza", y echar la foto al olvido. Menos mal que antes de hacerlo recuperé la cordura y recordé a tiempo que de los errores aprendemos, y que no hay mejor aprendizaje que el que nos dejan aquellos errores que luego de provocarnos abatimiento, sabemos asimilar como esponjas la moraleja que encierran.
El sabor es todavía más rico al afianzar lo aprendido, si son errores que nosotros mismos decidimos cometer, y por tanto dejo mi foto a los ojos de todo el que pase por aquí... total, la foto me sigue gustando un montón, y lo mejor que ahora mismo se puede sacar de ella es aprender de un error, que aunque es error, fue uno que elegí y que es hermoso.
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