Tremenda sorpresa encontrarme con estos cajuiles, que nada tienen que envidiarle a los pequeñitos, y creo que no los saboreaba desde que tenía doce o diez años. Esta frutica me hizo el día, su olor y sabor cumplió la cuota de felicidad que receta el doctor por día.
1 comentario:
Hey, qué chula está la foto...Prístina! y sí, se ven deliciosos!
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